domingo, 2 de junio de 2013

Un amor al final del camino.


Voy sin rumbo por las calles de esa ciudad. Perdiéndome entre grietas, dejándome llevar por el canto de aquellas aves, caminando sin dirección hasta agotar las pilas de ese reloj. Esperando que esas calles que conocen mi vida y que me guardan secretos hoy lo pongan justo frente a mi para poder volver a oír su voz, rozar su piel nuevamente, perderme en su mirada una vez mas.  
                       Buscando lugares nuevos
y así saber que nuestro encuentro solo fue una casualidad, que el destino y el tiempo se encargaron de colocarnos en la misma acera, en el mismo lugar. 


Encuentro mi rumbo al tocar tu mano y sentir tu respiración sobre mi piel, porque nuestro destino es el mismo pero pintado con diferente pincel. Un sorbo de un mismo café pero el tuyo endulzado con un terrón y  mio con dos. Tú tan tú y yo tan yo pero encadenados por un mismo amor, por la misma esperanza y por esa estúpida promesa, una promesa que hoy nos hace ser felices a los dos.
Somos tan diferentes pero también tan semejantes, tu vida y la mía, dos mundos paralelos  tan iguales como tan desiguales. Pero siempre en todo tu y yo sin importar que el mismo dibujo este pintado con diferente color.






Y al final del camino nuestro amor.




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