Todo lo que quería era verlo quedarse una noche a su lado, verlo inventarse una escusa para no marcharse. Él pasaba de largo todas las señales, todas las miradas que le pedían a gritos que se quedara ahí, todos los intentos de no querer soltarle, todos los pretextos par no decir adiós. Ella lo observaba, él solo callaba. La noche se acercaba y la tensión aumentaba, él se marcharía nuevamente y ella sabía que no podía evitarlo. Su historia no era de novela, ni siquiera se acercaba a un comercial de amor. Pero estaban ahí, esperando a que se consumiera otra vela, aguardando el momento en el que otro café perdería su calor, escuchando la música hacerse cada vez mas lenta, observando a cada instante el reloj. Los dos ahí sin lograr decir nada, evitando las miradas e importunando el momento con una llamada. - ¿Quién era? - pregunta ella - Número equivocado - responde él. Ella no quiere que su historia se termine, él no soportaría verla sufrir. Su tiempo se agota, su historia esta a punto de llegar a su fin, él ya no soporta tenerla cerca, ella ya no aguanta tanta indiferencia. El tiempo avanza y el momento de partir se acerca, el instante en el que ya no habrá marcha atrás. Ella no logra decir nada, las palabras se ahogan en un mar de lágrimas, el solo observa, la observa, se levanta, la besa y se marcha. El tiempo se agotó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario