Yo no quiero un amor que me llene de rosas o chocolates, no quiero al hombre perfecto ni detallista, no quiero una historia de cuento ni un amor de película; yo solo quiero a ese hombre que me mire a los ojos cada mañana, el que me robe el aliento con sólo un beso, el que me haga saber que me ama sin la necesidad de que un «te amo» salga de sus labios. Quiero una historia de esas que no tienen sentido, de las que nadie envidie y pocos conozcan, de esas que nadie espera, de esas que nadie busca. Quiero un amor que me envuelva en torbellinos si así lo quiere, un amor que ponga mi vida de cabeza, un amor que destrulla la ideología de ese amor perfecto.
Quiero ese amor que me haga dudar de lo que siento y que al final me convenza de que me quede con el, un amor que entienda que no son sólo palabras bonitas, que no son sólo promesas vacías. Quiero un amor que me apasione, que me enloquezca.
Yo no quiero ese amor que todos anhelan, no quiero un amor que me pinte una vida perfecta, no quiero un amor que nunca se meta en problemas ni uno que me prometa que siempre todo saldrá como se espera. No quiero un amor repleto de alegrías ni de juramentos estúpidos que no se van a cumplir; quiero un amor que me llene día con día, un amor que se quede a mi lado toda la vida.
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